domingo, 11 de julio de 2010

Unión.

Después de movimientos, de dolores a causa de mi mala postura, de todas esas cuerdas rotas, de mis actuaciones más teatrales que musicales haciéndome a la idea de ser alguien virtuoso algún día. Hoy sé quién es en verdad...

Ahora no sólo es un mueble acústico. Sino una parte de mi vida, una extremidad, alguien que puede traducir mis más profundos sentimientos en algo bello y brioso.

No necesito de grandes palabras para que él pueda expresarme su más dulce sonido. Y todo eso lo logra con tan sólo presionarlo una vez. Puedo cerrar los ojos y ver las vibraciones de sus cuerdas como estelas de colores brillantes y difusos, sentirlas cuando llegan a su interior rebosante de órganos esculpidos que me brindan el máximo esplendor y haciendo que con el tacto perciba algo que es sonoro.

¿Cómo sería si él fuera un humano?

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